Desde Zona de Pinturas establecen que es fundamental impulsar una transformación hacia un nuevo modelo en la industria para lograr sistemas de fabricación más sostenibles en la región, alineados con los planes y prioridades nacionales.
INTERNACIONAL | Latinoamérica | 16 de abril de 2024
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su informe “Economía Circular en América Latina y el Caribe” publicado en 2021 durante la transición de la pandemia, destaca que la creciente demanda de recursos naturales para mantener el estilo de vida actual y la capacidad limitada del planeta para gestionar los desechos derivados de esta demanda, son los principales desafíos que obstaculizan el desarrollo sostenible.
Según el estudio, el calentamiento global y el origen de la crisis sanitaria derivada del coronavirus, son manifestaciones de un modelo que ha puesto en riesgo la supervivencia del sistema ecológico que lo sustenta. Esto plantea la necesidad de cuestionar los actuales patrones de producción y consumo.
La Cepal sostiene que es fundamental redirigir las acciones hacia un cambio de modelo donde la estructura productiva reduzca el uso de materiales, se enfoque en sectores intensivos en conocimientos y con altas tasas de crecimiento de la demanda, y se preserven los recursos naturales y el ambiente.
Acá es donde entra en juego la economía circular, un sistema orientado al rediseño y la reincorporación de productos y servicios para mantener su valor y vida útil en la economía durante el mayor tiempo posible. Este enfoque busca prevenir o minimizar la generación de residuos, reintegrándolos en procesos productivos cíclicos o biológicos, y promoviendo cambios en los hábitos de producción y consumo.
La economía circular representa una alternativa al modelo lineal de extraer, producir, comprar y utilizar, que resulta ineficiente y no sostenible. Para la Cepal, este enfoque ofrece oportunidades de desarrollo en América Latina al crear nuevas actividades económicas vinculadas con bienes y servicios ambientales, así como transformar actividades existentes para mejorar su eficiencia material y reducir su impacto ambiental. Este cambio está presente en la industria de pinturas y recubrimientos en la región.
Camino a ciudades circulares
Hace unas semanas, Holcim y Bloomberg Media lanzaron la segunda edición del Barómetro de Ciudades Circulares, que destaca las principales ciudades del mundo liderando la transición hacia una economía circular desde una lineal.
Londres lidera la lista debido a su enfoque en edificios e inversiones circulares, seguida por Seattle, Copenhague, París y Zúrich. Entre las 30 ciudades incluidas se encuentran tres de América Latina: Buenos Aires, Bogotá y Ciudad de México. Esta última implementó la Ley de Economía Circular a partir del 1 de marzo, convirtiéndose así en la primera entidad federativa en México con una normativa que fomenta la economía circular y la gestión sostenible de los recursos.
En una reciente conferencia académica organizada por la Asociación Nacional de Fabricantes de Pinturas y Tintas (Anafapyt), la instructora y consultora en temas ambientales, Rocío Elena Gaona, abordó la aplicación de esta ley en pinturas y recubrimientos.
Algunos de los principios fundamentales de esta ley incluyen la preservación del capital natural mediante el control de reservas finitas y el equilibrio de los flujos de recursos renovables, así como la optimización del uso de recursos a lo largo del ciclo de vida. Se promueve la eficacia del sistema, lo que implica la producción limpia y el consumo responsable para reducir las externalidades de los procesos de uso de recursos, además de fomentar sinergias entre los diversos actores involucrados.
Esto se traduce en procesos como el rediseño, reprocesamiento, remanufactura, reparación, reutilización, reciclaje, compostaje, reacondicionamiento, y recuperación, entre otros.
“Al final de cuentas todas ellos tienen un impacto ambiental, tienen un impacto en la emisión de gases de efecto invernadero, en la generación de residuos y en el consumo y la descarga de agua”, señala Gaona.
Esto significa, como señala esta química egresada de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, que las empresas de la industria deben contar con certificaciones de producción sostenible, así como implementar un plan de responsabilidad compartida, un plan de manejo de residuos y principios de transporte eficiente, entre otros requisitos.
Todos estos aspectos son evaluados mediante indicadores como la huella de carbono, la huella hídrica y el aprovechamiento de materiales.
“¿Qué parte de las emisiones de gases de efecto invernadero están asociadas a un producto a lo largo de su ciclo de vida? Esta cuestión ha cobrado cada vez más importancia en los últimos años, y la huella de carbono de un producto puede ayudar a encontrar respuestas”, plantea BASF al recordar su trabajo continuo para llegar a cero emisiones netas de CO2 en 2050.
“Cada vez son más los clientes que toman decisiones de compra con un componente importante de medio ambiente”, señala la empresa. En un reciente panel sobre descarbonización en ononom el centro de experimentación científica y digital de BASF en Sudamérica, su director global de Proyectos Estratégicos y referente en el tema, Alessandro Pistillo, presentó la metodología SCOTT.
BASF utiliza una aplicación digital para medir la huella de CO2 de sus productos, calculando la huella de carbono de principio a fin de 45,000 productos vendidos.
Por otro lado, Hexigone, una empresa de inhibidores de corrosión sostenibles, recientemente recibió una calificación EcoVadis Gold. Este reconocimiento sitúa a Hexigone entre el 5% de las empresas evaluadas en materia de sostenibilidad a nivel mundial.
EcoVadis evalúa el desempeño de la empresa en cuatro pilares clave: medio ambiente, trabajo y derechos humanos, ética y adquisiciones sostenibles. La calificación EcoVadis Gold de Hexigone refleja su compromiso con la creación de un impacto positivo en el medio ambiente, la sociedad y sus partes interesadas.
“Estamos muy orgullosos de recibir una vez más el Premio de Oro de EcoVadis”, afirmó Marc Phillips, director de operaciones de Hexigone Inhibitors.
“Representa nuestra dedicación a reducir nuestra huella ambiental, apegarnos a una ética sólida y defender la sostenibilidad a través de nuestro negocio con la tecnología Intelli-ion reconocida por un líder mundial en calificaciones de sostenibilidad”, apuntó.
Según Hexigone, su compromiso con el medio ambiente está profundamente arraigado en sus valores y misión fundamentales.
La empresa surgió de una investigación para reemplazar los inhibidores de cromatos tóxicos y los metales pesados, lanzando al mercado un inhibidor sostenible que proporciona protección contra la corrosión de nivel C5. Además, el proceso de fabricación funciona con electricidad libre de carbono y se complementa con principios de economía circular.
Materias primas sustentables
Desde la adquisición de materias primas y productos que provengan de fuentes renovables, las empresas pueden tomar la iniciativa para contribuir a la reducción de los gases de efecto invernadero.
“Asimismo, transitar hacia una economía circular comienza a ser prioritario para los tomadores de decisiones en las grandes empresas, e incluso para los gobiernos. Dicho modelo permite optimizar el uso de materias primas, materiales, energía y los residuos para su reincorporación al ciclo productivo”, sostiene Joshua Mauricio Ocampo, representante técnico de ventas del área de Recubrimientos, Adhesivos y Especialidades de Covestro, la cual ha desarrollado soluciones como los poli-isocianatos de base biológica que aportan un alto contenido de carbono renovable al sistema.
Una de las grandes ventajas de estos poli-isocianatos es que su porcentaje de carbono renovable puede ser determinado directamente en el producto final mediante métodos analíticos cuantitativos, lo que permite al fabricante etiquetar el producto con su contenido de base biológica según la formulación y brinda la posibilidad al usuario final de verificarlo.
Este año, estos materiales han estado disponibles en mercados como México, ofreciendo un desempeño del 100 % con menos emisiones de CO2, un contenido de carbono renovable del 60-70 % y un alto desempeño habilitado por la naturaleza.
Esta compañía productora de polímeros mantiene su estrategia de negocio centrada en la economía circular y la búsqueda de soluciones innovadoras que conduzcan hacia un futuro sostenible. Al igual que otras empresas, su visión, como invertir el 80 % de su presupuesto de Investigación y Desarrollo (I+D) en proyectos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2025, marca el rumbo en la industria para avanzar en los próximos años hacia un modelo de desarrollo circular en América Latina y el Caribe.
Fuente: Zona de Pinturas